Este libro se adentra en uno de los mayores problemas que tenemos los venezolanos, La Marginalidad. No solo la referente a aquellas áreas no incorporadas plenamente a la infraestructura de servicios urbanos, transporte, vialidad, salud, seguridad, agua potable, recolección y disposición de aguas negras y basura, con viviendas autoconstruidas y sobre terrenos ocupados ilegalmente, sino también a aquella que es reflejo de la parte negativa de nuestra idiosincrasia en su más amplio espectro, esa mezcla de viveza criolla, ignorancia voluntaria, complicidad, oportunismo, populismo y yo no fui. Todo esto unido a una vorágine de desarrollo industrial y urbanístico que nos arrastró y nos revolcó dentro del marco de una verdadera ola de progreso mundial en el campo agrícola, industrial, económico, y actualmente, el de la información, y que no nos ha permitido llegar a desarrollar plenamente ninguna de ellas.
Asombrosamente es un problema invisible para la gran mayoría de la comunidad de ciudadanos del País. Está ahí, pero nadie se queja, nadie se atreve a ir en contra de las normas establecidas por los especialistas y gobiernos de turno para enfrentarlo o mejorarlo y como el sentido común colectivo nos dice que si algo es aceptado por la mayoría no debe ser tan malo, aunque no lo aceptamos individualmente, lo aceptamos como grupo.
La intención de este libro es dar una llamada de alerta a la población en general ante un problema que nos afecta y es un lastre a todos los niveles de desarrollo, infraestructuras, transporte, educación, laboral, familiar, catastral, administrativo, servicios de agua y electricidad, etc., y entender que las respuestas que se han supeditado al consabido construir viviendas sociales, consolidar barrios, no han sido suficientes para solucionar un problema que ya alcanza casi los 90 años en este País. Si bien es cierto que han sido un paliativo, de alguna manera se han convertido en apalancamiento de la marginalidad porque, como explicaré más adelante, eliminar el rancho no elimina la marginalidad (Urquijo, 1970).
Es esta una aproximación al problema de la Marginalidad enfocada desde otro punto de vista. El Barrio Marginal no es el problema, es la consecuencia.
Es mi propósito sembrar la idea en el ciudadano común, especializado o no en la materia, que sí se puede, que hay que ver el problema en primer lugar y que hay otra forma de ver la solución al problema, pero requiere mucho esfuerzo de todos, y el éxito, decía Sófocles, depende del esfuerzo.