La aplicación de la Aguja “Flor de Ciruelo” consiste en picotear con una aguja de varias puntas finas la piel con el fin de estimular determinadas zonas de acupuntura en el cuerpo, relacionadas con distintas patologías. La técnica se basa en la creencia de los antiguos maestros que pensaban que cuando hay un desarreglo en el interior del cuerpo, debe percibirse en la superficie externa. En circunstancias normales, los 5 órganos llenos, los 6 huecos, los cuatro miembros, los 5 sentidos, la piel, el pelo, los músculos, los huesos y los vasos sanguíneos del cuerpo ejercen una serie de acciones fisiológicas diferentes para interconectarse, de modo que se mantenga la unidad y el equilibrio del organismo.
Tiene una historia de más de mil de años, refiriéndose a ella entre otros, el libro clásico más antiguo de la medicina china, “Ling Shu”, Canon de Medicina del Emperador Amarillo, escrito entre el año 475 a.C. y el 23 d.C., refiriéndose a un instrumento de nueve agujas que se usaba para “provocar sangre y sacar fuera el calor”, que se denominaba “Aguja Feng”. En uno de los capítulos del “Ling Shu”, se decía que “lo que está viejo debe ser purgado”, y explica la aplicación de la terapia, indicando entonces que se debían punzar las induraciones hasta sangrar. Sobre el fenómeno del hematoma, se dice que puede eliminarse con toda seguridad, sin ningún efecto secundario. Hoy en día, la práctica clínica prueba que esta terapia tiene unos efectos excelentes para expulsar el calor (ardor o exceso de energía), activando la sangre y reduciendo las tumefacciones. Esto ha sido aplicado con mucha eficacia por los acupuntores.
Se observaban las anomalías existentes en distintas zonas del cuerpo, palpando la piel y las masas irregulares que se encontraban en esas determinadas zonas. Una vez analizado y concluyendo un diagnóstico, procedían a realizar un picoteo en la zona.
En éste manual, se estudia la forma de aplicarlo, estudiando no sólo las anomalías exteriores sino su uso para tratar distintas enfermedades.