Es casi imposible avanzar en la escritura de estas líneas sin escudriñar por lo menos una docena de empolvadas y relevantes historias de grandes mujeres cuyas narrativas muestran el uso de sus extraordinarias capacidades tanto físicas, psicológicas e intelectuales ejercidas en diferentes ámbitos de sus vidas y sumadas muchas veces a su labor altruista en pro de sus ideales pese en la mayoría de los casos, al estigma de ser mujer. Aunque pareciera que la vida se empecina en mantener a ciertas mujeres en bajos niveles de consciencia, sometimiento e ignorancia, dentro de cada mujer sin duda existe la capacidad y la semilla del logro para ser ¡una extraordinaria mujer!

Profundizando en la historia, encontraremos que ésta se repite infinitamente desde el ayer, empecinada en minimizar, negar o destruir la tan humana igualdad de la mujer con el hombre, por supuesto que no hablo en sentido físico, ustedes saben a qué me refiero.

Sin importar nacionalidad, raza, credo, edad, color, estatus social, desde épocas muy remotas hasta nuestro siglo XXI, la mujer ha sido subyugada por el hombre; sean estos sus padres, esposo, hijo o hermano, ha sido sometida a creencias limitantes muy específicas. Ha sido esclavizada, mercadeada, humillada y obligada a guardar silencio. Esposa, concubina, amante lo mismo da, generalmente si ella no es dueña de si, se le manipula, se le oprime, se le castiga para tener dominio total o parcial sobre ella.

Cada cual diseñamos una vida y por supuesto ninguna igual que la otra. Las páginas de este escrito ni siquiera rozan el principio del infinito caudal de historias sobre aquellas extraordinarias mujeres que destacaron al ir más allá de lo ordinario, de lo común, de lo que toda mujer puede y debe hacer, este tipo de mujeres dieron el salto a lo ¡extraordinario de ser mujer!