Este libro propone la articulación conflictiva entre un discurso pedagógico que estudia, reflexiona, analiza y desarrolla propuestas sobre lo educativo, y el discurso criminológico que tematiza la transgresión, el castigo y la violencia. Junto con Núñez (1990), el autor entiende que el cambio del sujeto es efecto del cambio de lugar. Por tanto, no se puede imaginar un sujeto-esencia, sino relacional, que se produce y es producido por múltiples interacciones con la cultura. El cambio de las formas de relación entre el sistema penal y los adolescentes merece una relectura conceptual y la transformación de las prácticas. Se sostiene una posición crítica sobre los enfoques centrados en la seguridad pública que promueven el encarcelamiento de los adolescentes y la imposición del dolor. Y se propone, desde la pedagogía social, un enfoque centrado en la responsabilidad, la civilización de los conflictos y la construcción de cartografías socioeducativas para promover social y culturalmente a los adolescentes.