La Cultura Wari-Tiwanaku es considerada por algunos arqueólogos como el Primer Imperio que apareció en el área andina, perteneciendo al denominado Horizonte Medio. Se desarrolló en la provincia de Ayacucho, entre los años 500 y 1,200 después de Cristo. Logra su apogeo alrededor del siglo X y entra en decadencia a partir del siglo XI. En lo artesanal hizo surgir poblados con talleres especializados de alfarería, como la de Conchopata ubicada en las inmediaciones de Ayacucho, la de Chakipampa, de influencia Nasca, localizada en las proximidades de Huari (Ayacucho), y la de Robles Moqo, considerada la Fase Expansiva, caracterizada por expresar patrones religiosos de simbolismo Tiwanaku. En la arquitectura utilizaron “pircas” de piedra, barro y adobe. Construyeron edificios de dos o tres pisos, escaleras, galerías, pozos de ventilación, con techos de dos alas cubiertas de tierra. En el curso de su expansión, desde la capital el imperio Wari elaboró una planificación urbana en sus diferentes centros, para establecer una hegemonía en las regiones incorporadas a sus dominios, construcción de ciudades que tuvieron un poder centralizador surgidos bajo su control, y regidos mediante un sistema jerárquico de tipo político, administrativo y religioso.